Cosas Pequeñas


¿POR QUÉ GANÓ EL PRI?
Juan Antonio Nemi Dib


Encuestas serias publicadas antes de las elecciones del 5 de julio concedían al PRI un margen de ventaja sobre los demás partidos, pero los resultados sorprendieron incluso a los priístas: obtuvo casi 3 millones de votos más que el PAN, unos 7 votos priístas por cada voto anulado y más del triple de sufragios que el PRD. Superando con mucho los pronósticos, se impuso dramáticamente a todos sus adversarios en el país, incluyendo a los “anulistas”. ¿Cómo consiguió este resultado? Aquí algunas ideas.

1.- El 36.7% de votos para el PRI fue posible gracias a la conjunción precisa de varios factores. El más evidente es que el PAN, el PRD y especialmente el Gobierno Federal le habrían hecho buena parte de la tarea, perdiendo por sí mismos debido a políticas erróneas e impopulares, enfrentamientos internos y fracturas, además de estrategias electorales fallidas que les repercutieron negativamente, en beneficio del Revolucionario Institucional.

2.- Beatriz Paredes fue criticada por su “tibieza” y sus “débiles repuestas” a las sistemáticas agresiones del PAN antes y durante la campaña. Algunos gobernadores priístas hicieron pública su molestia con la dirigente y en sus estados atacaron duramente al PAN y a los panistas. Sin embargo, a la luz de los resultados electorales es evidente que la presidenta nacional del PRI acertó en su conducción moderada de la campaña. Y esto incluye el discurso, la propaganda y parece que también, en la mayoría de los casos, la selección de candidatos: sólo o aliado, el PRI ganó en el 61.3% de los distritos del País.

3.- Lo que es bueno una vez, no tiene que serlo siempre. La sociedad responde a diferentes motivaciones e impulsos. La belicosa campaña del PAN contra López Obrador en 2006, que le habría arrebatado 19 puntos de ventaja al PRD, esta vez se le revirtió dramáticamente al partido gobernante cuando aplicó la misma receta contra el PRI. Además de la descalificación del adversario y un eslogan de poco significado para los electores (“Acción Responsable”), la propuesta panista no se caracterizó precisamente por aportaciones ingeniosas y atractivas para los votantes. Siguiendo sus propias recomendaciones, don Germán Martínez calladito se habría visto más bonito… y más eficaz.

4.- Probado está que el ejercicio del gobierno desgasta y deslegitima a los gobernantes y que la frustración de expectativas sociales suele ser proporcional al tamaño de éstas. Parecería que la mala fortuna y las adversas condiciones externas se han cebado sobre el Gobierno Federal; las broncas económicas monumentales, el regadero de cadáveres, la influenza… en poco contribuyeron a un escenario favorable para los candidatos panistas, acostumbrados históricamente a un discurso crítico y de corte opositor pero inexpertos para defender las posiciones del gobierno. Frente a la sociedad, el PAN sigue conduciéndose como un partido de oposición y esto fue evidente durante la campaña.

5.- El PAN apostó todo a la popularidad de Felipe Calderón (“Yo sí voy a apoyar al Presidente”, fue el eje ideológico de su campaña). Con esa estrategia consiguieron dos cosas: por un lado el rechazo automático de quienes de plano objetan la gestión presidencial o al menos tienen dudas sobre ella, un 40% de los electores; y por otro lado, convirtieron a esta elección intermedia en una suerte de examen escolar de medio curso para el Poder Ejecutivo, con una calificación popular nada grata.

6.- La disputa por el poder dentro del PAN, antes inexistente o soterrada, sujeta a una tradición disciplinaria y aparentemente basada en principios, esta vez hizo explosión: asambleas anuladas, candidatos destituidos, amagos de expulsión, nominaciones recuperadas en tribunales, imposición de candidatos que nunca habían pisado los distritos por los que compitieron, etc. “El ex alcalde panista Ávila Camberos va a perder la elección en Veracruz” declaró el ex alcalde panista Gutiérrez de Velazco antes de los comicios. Conviene preguntarse si a nivel nacional, además, tuvo consecuencias en las casillas la evidente confrontación de foxismo contra calderonismo.

7.- Las riñas perredistas, los extraños apoyos selectivos de López Obrador a candidatos de otros partidos, las secuelas de las agresiones que sufrió hace 3 años y los graves errores que cometió en 2006 difuminaron su masa de votantes en casi dos tercios. Incluso en sus enclaves tradicionales su caída fue estrepitosa. Por ejemplo, en 2006 los candidatos a diputados del PRD (coaligados con PT y Convergencia) en el Distrito Federal obtuvieron 2’468,718 votos; el 5 de julio de 2009 apenas alcanzaron 747,956. Si en un análisis generoso se le sumaran los votos del PT (310,621), Convergencia (65,263) y la coalición de ambos (13,903), el resultado sigue siendo patético: perdieron 1’330, 975 sufragios en apenas un trienio.

8.- La nueva legislación electoral acotó las “campañas de aire” y puso límites a la propaganda negra que se usaba con éxito contra el PRI en elecciones anteriores. Las ingeniosas estrategias como “Ea ea, el PRI se tambalea” y “Yo te vi robando” tuvieron que limitarse a internet, que a pesar de su crecimiento exponencial en México, aún no impacta excesivamente en la opinión pública.

9.- El cambio en las normas para la propaganda y el control oficial de los tiempos de radio y televisión obligaron a partidos y candidatos a concentrarse en el activismo territorial. A pesar de la simulación que menudea en algunos de sus dirigentes y promotores, sobre todo en el ámbito de la “movilización”, es innegable que el PRI acumula la mayor experiencia y recursos para motivación de votantes duros, indecisos y susceptibles de ser convencidos y/o cooptados.

10.- Existe la hipótesis, digna de mayor análisis, de que a los gobernadores priístas no les conviene un presidente priísta y que por eso no se aplican en las elecciones sexenales. Sin embargo, las fuertes tensiones entre Federación y estados durante los primeros años de la actual administración, parecieron acicatear a los gobernadores del PRI que vieron el triunfo electoral como cosa crítica, incluso por el tema económico: mejores presupuestos y participaciones para estados y municipios en el futuro inmediato, recuperar de alguna forma los fondos recién recortados y resistir de mejor manera a un Gobierno Federal distante y no pocas veces adversario.

Pero no todo es miel sobre hojuelas para el PRI. 237 diputados siguen siendo minoría y ha ocurrido ya, en 1997, que el resto de los partidos se coaligan y lo avasallan. El análisis desagregado de los resultados electorales de 2009 ofrece sorpresas: por ejemplo en Veracruz, el PRI fue derrotado en más de 40 municipios que gobierna, y respecto de 2007, perdió 205,913 votantes, casi 16%, mientras que el PAN aumentó 20,133. Parece prematuro echar las campanas al vuelo.
antonionemi@gmail.com