Cosas Pequeñas

COMUNICACIONES

Juan Antonio Nemi Dib



1] De acuerdo con la ley, al Secretario de Comunicaciones y Transportes le corresponde “regular, inspeccionar y vigilar los servicios públicos de correos y telégrafos y sus servicios diversos, conducir la administración de los servicios federales de comunicaciones eléctricas y electrónicas y su enlace con los servicios similares públicos concesionados con los servicios privados de teléfonos, telégrafos e inalámbricos y con los estatales y extranjeros, así como del servicio público de procesamiento remoto de datos”. Adicionalmente, el titular de esa dependencia es responsable de “promover y organizar la capacitación, la investigación y el desarrollo tecnológico en materia de comunicaciones y transportes”.

El titular de esa oficina de Gobierno tiene a miles de empleados a su servicio, dispone –o debería disponer— de los laboratorios más proveídos y las herramientas electrónicas más modernas y eficaces y, por supuesto, los conocimientos necesarios para garantizar la confianza y la fiabilidad de las comunicaciones, así como su operación eficaz.

En teoría, no existe en México persona mejor equipada –en lo humano y en lo tecnológico— para que sus conversaciones, sus correos y todos sus intercambios de información, públicos y privados, mantengan el nivel de discrecionalidad y privacidad que corresponde a un ministro de Estado del que depende un área estratégica del desarrollo nacional y que justo ahora, administra conflictos de intereses valuados en decenas de miles de millones de dólares, conflictos que confrontan a gigantescas corporaciones nacionales e internacionales que, feroces y aparentemente hambreadas, se disputan con todo esa apetitosa porción de la riqueza nacional por venir.

Por eso resulta patético e inverosímil que Luís Téllez se dejara grabar, de la manera más absurda e ingenua posible, en conversaciones telefónicas que, independientemente de su origen y legalidad, ponen en duda que el señor Secretario tenga las prendas morales, la imparcialidad y un compromiso auténtico con los intereses de México como para desempeñar correcta y honorablemente la función por la que todos pagamos su voluminoso salario.

En el previo capítulo de la “Telenovela Téllez Kunzler”, como la han bautizado, aparece otra grabación en la que el Secretario abjura –15 años después— del presidente que fue su mentor, guía y jefe y quien le dio su gran oportunidad política, acusándolo ahora de ladrón. ¿Por qué esperó tanto, porqué siguió trabajando para él?, ¿por qué si fue testigo de un presunto robo a la nación, permaneció en silencio cómplice hasta que consiguió chamba por parte del PAN? (¿o de las corporaciones a las que sirve y que podrían haberlo colocado en el sitio?). Téllez renegó, también, de sus relaciones afectivas, ese hecho lo describe bien y no hace falta más comentario.

Pero es más patético todavía confirmar que si graban ilícitamente al secretario de comunicaciones, pueden espiar a cualquiera, que todos estamos expuestos, que no hay privacidad ninguna y que los derechos constitucionales en materia de intimidad son un mito. Con todo y tecnología y supuestas protecciones legales, vale aún el consejo de viejos: no hablar lo que no se debe, y menos aún por teléfono. Y rematando: ¿quién y por qué se interesa tanto en hacer pomada a Téllez?, no creo que sea una ex novia despechada.

2] Circula profusamente por Internet el video de una mujer de fisonomía oriental que sufre un severo ataque de histeria luego de que, por razones que no se precisan, pierde su vuelo en el aeropuerto de Hong Kong. 3 minutos con 17 segundos de imágenes muestran algunos esfuerzos de los empleados del aeropuerto por tranquilizarla y numerosas y alteradas expresiones ininteligibles, seguramente en chino, con evidentes signos de frustración de la señora.

Mientras escribo, el video ha superado las 4 y medio millones de visitas en el servidor en que se hospeda, independientemente de las invitaciones a verlo a través de correo electrónico –yo recibí cinco. 16 mil comentarios escritos la tildan de todo: menopáusica, impuntual, irresponsable, insana, agresiva, exagerada; algunos la defienden. Imposible leerlos todos.

Me pregunto por qué un asunto de esas características, que en definitiva no tiene nada que aportar al conocimiento, a la recreación, vamos, ni siquiera al sentido del humor de nadie, puede generar tanto apetito morboso. Es posible que la señora requiera de atención profesional pero, al margen de eso, yo no la juzgo; de hecho, me puse en sus zapatos: ¿iría a una boda, a un funeral, carecía de dinero para pagar otro billete, tenía a un hijo enfermo…? Nadie “arma un pancho” de ese tamaño porque sí. ¿No es más “observable” quien la grabó, o el que “subió” el video a Internet, o incluso el público que se alimenta de estas banalidades?

3] Un boletín informativo de la dirigencia del PRI en Veracruz, distribuido profusamente, define a uno de sus adversarios como “Perro Criollo”, asegurando que dicho adversario había amenazado de todo lo posible a un militante del PAN, presidente municipal indígena, quien presuntamente había decidido cambiarse de partido pero que al final no lo hizo –se infiere— a causa de las amenazas. Este no es, por ningún motivo, un debate deseable, ni por el origen ni por los adjetivos.

México (y Veracruz, por ende) enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia contemporánea: en materia de seguridad pública, en materia económica, en educación, en deterioro ambiental, en corrupción, en justicia fallida, en empleo productivo, en pobreza, en infraestructuras, en adicciones, en enfermedades endémicas, en migración e inmigración. Necesitamos propuestas concretas, viables y eficaces, para resolver esos enormes problemas.

Si, como todo indica, el Partido Revolucionario Institucional encabeza las preferencias electorales y obtendrá el mayor número de diputaciones en las próximas elecciones federales de julio, debe demostrar que está preparado para ese compromiso y que está en condiciones de cogobernar honestamente la segunda mitad del sexenio, desde el legislativo, acompañando a un poder ejecutivo extraviado y, hasta ahora, ineficaz. Es la forma –la única— de recuperar la confianza de los electores y, por cierto, aspirar legítimamente a recuperar el poder público en 2012; para este propósito, Veracruz tiene mucho que ofrecer a la nación y sería absurdo despreciar tan grande oportunidad, por no estar a la altura de ella.

Se necesitan soluciones para México, no reyertas.
antonionemi@gmail.com