Cosas Pequeñas


Universitarios 2 (Fortalezas)

Juan Antonio Nemi Dib


Aparentemente la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana habría extralimitado sus funciones al modificar el calendario procesal para la renovación del rectorado o, al menos, se estaría excediendo en sus atribuciones al hacer una interpretación sui géneris de la normatividad universitaria. Esto opinan 2 abogados que conocen la entraña de la UV, incluyendo sus reglamentos, y que por separado me expresaron su punto de vista. Alguno de ellos se pregunta, además, si fue correcto y legítimo que publicitaran los nombres de las personas inscritas para ser consideradas como candidatos a rector, ya que dicha publicidad no está prevista en la Ley y ni siquiera en la Convocatoria expedida por la propia Junta.


De cualquier manera, si los nueve integrantes de este colegiado actúan con auténtico espíritu de servicio, con imparcialidad y de manera honorable, tomando su decisión en función de los mejores intereses de la propia Universidad, de toda la comunidad universitaria y, principalmente, del interés público –es decir, de los contribuyentes que financiamos con nuestros impuestos a dicho centro de educación superior—, estas presuntas fallas procesales serán irrelevantes.


En caso contrario, es previsible que el clima hostil que viene caracterizado a este proceso sucesorio se encone aún más. Y eso sería muy lamentable, pernicioso para todos y principalmente para la UV. El prestigio es uno de los grandes atributos de cualquier corporación educativa y se constituye con los logros académicos, pero también con las buenas prácticas institucionales, con la conducta de profesores, alumnos, investigadores, autoridades y personal de apoyo. Cuesta mucho trabajo construirlo y se pierde en un instante.


Independientemente de sus causas, los escándalos escolares, aquí y en China, no son buena materia prima para el mérito académico y cuando ocurren, son resultado de la negación de los principios de universalidad, la ausencia de debate informado y la escasez de valores de inclusión, respeto y tolerancia por lo diverso, que son esencia de cualquier buena universidad. En el otro extremo está el hecho cierto de que ni la defensa de la autonomía ni cuidado del prestigio deben pretextarse para no discutir críticamente temas sustantivos o dar pie a la autocomplacencia. Universidad debe ser sinónimo de análisis, reflexión documentada y, de acuerdo con la lógica del método científico, criterios comprobables de verdad.


Si el clima ácido continuara –ojalá que no— asumo que tampoco sería justo atribuir toda la responsabilidad a la Junta de Gobierno, a la que podrá calificarse por una buena o mala selección del próximo rector de la UV, pero no por el comportamiento de quienes aspiran a serlo ni de sus apoyadores. También es cierto que la gran trascendencia de la decisión y el interés que concita el nuevo rectorado no cancelarán las discusiones de los universitarios sobre su presente y su futuro, más allá de la coyuntura sucesoria.


La Junta de Gobierno en primer lugar, pero en realidad todos universitarios –incluyendo por supuesto a los aspirantes a ocupar la Rectoría— están más que obligados a proteger a la Universidad. Un buen punto para empezar es reconocer sus fortalezas, que no son pocas. Por ejemplo, el que un año escolar en la UV cueste aproximadamente la mitad que en la UNAM, o que la UV ofrezca en este momento 26 programas educativos más que la propia Universidad Nacional Autónoma de México.


Ante la presión demográfica, la UV ha hecho esfuerzos para atender la demanda; es la universidad pública cuya matrícula más ha crecido, pasando de 13,428 lugares en 2003 a 16,321 en 2009, un incremento del 21%. La UV admite cada año al 40% de los 36 mil jóvenes que solicitan su ingreso; la UNAM recibe al 9%. 209 catedráticos de la UV forman parte del Sistema Nacional de Investigadores; el 28% de los maestros de tiempo completo tienen doctorado.


Por 7 años consecutivos, la SEDESOL ha otorgado a la UV el Premio a la Excelencia del Servicio Social Comunitario. Según Josefina Vázquez Mota, la UV ofrece el mejor proyecto de universidad intercultural del País. Programas de vanguardia como la licenciatura en metalurgia y materiales son resultado de una exitosa vinculación de la UV con el sector productivo del Estado. La política editorial y la difusión cultural confirman y acrecientan la rica tradición que prestigia a la Universidad Veracruzana.


La UV investiga y genera nuevos conocimientos en biodiversidad del trópico y usos racionales de éste, en conservación y producción de especies vegetales de interés, en preservación de ecosistemas y biodiversidad, en uso racional de sistemas marítimos y pesquerías, en tecnología e ingeniería de alimentos, en modelación matemática y estadística, en nanotecnología y neuroetología; tiene convenios de colaboración científica con EUA, Japón, Alemania, Brasil, España, Francia, Italia, Cuba y China. La licenciatura en Ciencias Atmosféricas –única en su tipo en el País— coordinó el “Programa Veracruzano ante el Cambio Climático”, financiado inicialmente con recursos ingleses.


A pesar de que existen universidades más grandes, la UV es la quinta del país en el número de egresados y la segunda en el número de titulados. Más y mejor infraestructura universitaria es una evidencia inobjetable (la USBI de Ixtaczoquitlán, la de Córdoba, la Facultad de Pedagogía y el Instituto de Investigaciones en Educación). La lista de avances y fortalezas es consistente y reconocible, pero también hay debilidades y problemas cuya envergadura no es menor. Abordaré algunos en la próxima entrega porque, a fin de cuentas, la designación del nuevo Rector será adjetiva y complementaria frente a la necesidad de resolver los grandes retos de la Universidad Veracruzana.


La Botica.- Terminadas las campañas testimoniales, la verdadera batalla electoral empieza ahora, en la semana previa a la elección. Se decía que “las elecciones se ganan en las urnas” pero todo indica que este axioma será sustituido por otro: “las elecciones se ganarán en los tribunales”. Ante la penuria democrática, sus señorías acabarán “interpretando el mandato ciudadano” que expresen los miles de votos que van a impugnarse en todo el País.

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UNIVERSITARIOS 1


Juan Antonio Nemi Dib




La bronca era previsible. El próximo 27 de julio, apenas dentro de 36 días, la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana hará público si ratifica a su actual Rector y lo mandata para un nuevo periodo de gestión de 4 años o elige a otra persona para sustituirlo. El tamaño de la universidad –una de las más grandes del País—, su alumnado –más de 70 mil estudiantes, en todos los niveles y modalidades—, su presupuesto –equivalente al de seis o siete grandes ayuntamientos juntos—, su plantilla profesional –casi 6 mil docentes, de los que unos 800 pueden presumir en el currículum de un doctorado o su equivalente—, su presencia regional en el Estado –5 campus en 26 municipios, con 74 facultades, 22 institutos y 8 centros de investigación— y el prestigio académico que acompaña la trayectoria de algunos predecesores –Gonzalo Aguirre Beltrán, Fernando Salmerón, Rafael Velasco, por ejemplo—son, entre otros, los factores que explican el interés que despierta esta cuasi vacante laboral.


“La convocatoria para elegir o reelegir al rector de la Universidad Veracruzana no es un proceso político, razón por la que cualquier académico que reúna los requisitos puede aspirar” dijo el Rector, Raúl Arias Lovillo. Arias dejó en claro que “le gustaría continuar con el proyecto académico que inició hace cuatro años, siempre y cuando la comunidad estudiantil, académica y de investigadores así lo avale”. Agregó que este proceso-convocatoria, no es de ‘auto propuestas’, sino que un grupo de nueve académicos de la Junta de Gobierno revisará las proposiciones de la comunidad universitaria. "Y si ese grupo tiene a bien proponerme –dijo— pues es obvio que yo estoy preparado para darle continuidad al proyecto académico que venimos desarrollando hace muchos años".



“La figura del actual Rector de la Universidad Veracruzana tiene características positivas que permiten llegar fácilmente a la conclusión de que debe tener una nueva oportunidad de cuatro años para dirigir el destino de la UV; tiene una visión muy clara de lo que debe hacerse en la Universidad, y eso es suficiente para justificar su continuidad en la Rectoría”, dijo el Defensor de los Derechos de los Universitarios de la casa de estudios, Emilio Gidi Villarreal. Este respaldo no es poca cosa, tomando en cuenta que, además de prestigiado jurisperito con impecable historia profesional y muchas simpatías en el medio, el doctor Emilio Gidi fue el artífice y gestor de la autonomía universitaria.



Antes de que apareciera la Convocatoria de la Junta de Gobierno, el dirigente de los trabajadores académicos se pronunció a favor de la reelección de Arias Lovillo. El Secretario General de la FESAPAUV, Enrique Levet, dijo que el actual Rector “ha realizado un excelente trabajo, por lo que le deben permitirle reelegirse por un periodo de cuatro años a partir del mes de agosto”. Aseguró que “está haciendo un excelente papel, a tal grado que ha logrado resolver problemas que tenía la UV en el aspecto cualitativo. Pero sobre todo se ha avanzado en la consolidación del modelo educativo integral y flexible, que era uno de sus retos al asumir la Rectoría.”



Francisco Monfort Guillén piensa diferente. Formado en instituciones europeas de excelencia, autor de numerosas publicaciones reconocidas, agudo analista que recientemente concluyó su gestión como Secretario Ejecutivo del Instituto Electoral Veracruzano, dijo que “se tiene que pensar en una nueva concepción de lo que es la gerencia de la Universidad y lo que es un liderazgo que vea el futuro y que no quiera simplemente administrar el continuismo.” “Hasta ahora –afirmó— pareciera que el éxito o fracaso de la Universidad dependen de una sola persona, y yo estoy en contra de ese tipo de liderazgo porque quienes deben recibir el éxito de estos logros son los maestros y estudiantes. En ninguna universidad importante del mundo el rector es la figura central, sino los maestros, porque las universidades siempre tratan de allegarse a los maestros más capaces, con mayor prestigio y cualidades, aseguró. Mencionó que la permanencia de una persona por tantos años en el puesto es nociva para cualquier institución. “Si en todos los años que ha sido la segunda y primera autoridad no ha logrado una transformación seria de la institución, darle más años de poder es insano.”


Rafael Arias Hernández, ex Secretario Académico de la Universidad, ex Director General del Instituto Veracruzano de Cultura y responsable del Comité de Planeación (COPLADE) dice que la “Universidad Veracruzana está secuestrada en manos de sus autoridades, con excelentes sueldos y pocas obligaciones; las instituciones públicas no pueden estar secuestradas por pequeños grupos que les va muy bien". Hace un par de semanas le hicieron la entrevista que estoy citando y le preguntaron si buscará de nueva cuenta el rectorado, dijo que aún no había tomado una decisión pero que “haría un mejor trabajo que Arias Lovillo”.


En MILENIO se lee: “La diputada priísta Clara Celina Medina Sagahón comunicó que luego de que un grupo de estudiantes y académicos le ofrecieran proponerla como contendiente para la Rectoría de la UV, estaría dispuesta hasta a dejar la curul para llevar el proceso renovador a la casa de estudios. Esto en un segundo intento, ya que contendió contra Raúl Arias Lovillo hace cuatro años, junto con Rafael Arias Hernández, por lo que dijo que aceptó de inmediato. Dijo que su vida siempre se ha desarrollado desde la academia, por lo que como maestra de tiempo completo e investigadora de la UV y ex Vice Rectora, luego analizar la situación consideró que sería lo correcto contender.” De inmediato recibió el apoyo incondicional de su colega diputado Sergio Vaca Betancourt, de Convergencia: “ojalá que se le dé la oportunidad”.


El debate apenas empieza pero ya llegó al Congreso Local. El panista Jesús Remes Ojeda Remes Ojeda “acudió a la tribuna para realizar un pronunciamiento respecto del proceso de designación de Rector en la máxima casa de estudios… Denostó al destacado historiador Félix Báez Jorge cuando dijo: ‘Solía dormir o no estar presente cuando ocupó un puesto público federal’. Aprovechó su intervención para promover a la diputada local Clara Celina Medina rumbo a la Rectoría…, pero calificó el actual proceso de ‘Gorilismo, capaz de imponerse en una transición que no trae democracia’. También insultó la figura del historiador Enrique Florescano, a quien se refirió como ‘un maestro emérito y magnánimo’”. No fue muy lejos por la respuesta: la diputada Margarita Guillaumín, del PRD y otro del PRI le respondieron exigiéndole respeto a la autonomía universitaria. Alberto Olvera, destacado investigador de la UV, ha exigido al diputado Remes que se retracte y al PAN que fije su posición respecto de lo que considera un exabrupto que ofendió a los universitarios, al hablar de “gorilismo y prostitución”. Esto apenas empieza.


Al margen de las personas, los elogios y las diatribas, la Universidad tiene fortalezas y retos. Hablaremos de ellos la próxima semana.

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PALABRAS

Juan Antonio Nemi Dib


“He oído todas las cosas en el
cielo y en la tierra. Y he oído muchas cosas
en el infierno.”

Édgar Allan Poe



Hay un ensayo maravilloso de Álex Grijelmo –“La seducción de las palabras”, se llama— que más pronto que tarde será reconocido como un clásico del análisis lingüístico. “El más inteligente de los monos es incapaz de hablar, pero el más estúpido de los humanos podrá hacerlo aunque se analfabeto, porque el habla forma parte de una esencia innata, y la adquisición del lenguaje, el primer aprendizaje, no tiene relación directa con la inteligencia”, afirma en el primer capítulo.

A él quería referir estas líneas, a su convicción, basada en los análisis de Noam Chomsky, de que “la capacidad del habla se debe a la dotación genética del ser humano y, como explican los psicolingüístas, en lo esencial está impresa en el genotipo de nuestra especie”. Según mis planes, utilizaría su tesis de que “…las palabras que oímos desde niños, que escuchamos a nuestros abuelos, que leemos y acariciamos, son cerezas anudadas siempre a otras, y aunque las separemos con un leve tirón de nuestros dedos, mantendrán el sabor de sus vecinas, nos enriquecerán la boca con la savia que han compartido y se han disputado” para celebrar la herencia genial que significa nuestro idioma.

Preví que me solazaría escribiendo sobre las palabras como vínculo, como factor clave de integración en la sociedad y como herramienta eficaz para el encuentro, el acuerdo, la conciliación y, en términos muy prácticos, para la buena convivencia –de padres e hijos, de hermanos, de enamorados y amantes, de colegas, de vecinos, de gobernantes y gobernados—, en suma, sobre la palabra como poderosa arma de bien, constructiva y útil para todos.

Dudé sobre abundar en las palabras fáciles, las falsas, las destructivas, las usadas con ligereza e irresponsabilidad, las que justifican y excusan en lugar de proponer y acercar, las que acusan sin sustento, las inciertas, las sinsentido, las que distorsionan, alejan, agravian, enconan y destruyen, las que se dicen, se dictan o escriben rápido y de corrido sin medir consecuencias, las que incluyen promesas sabiendo que no serán cumplidas, las que no podrían estar anudadas –como las cerezas Álex— con honor, honra, decencia, respeto, sinceridad, bondad, servicio, gratitud, afecto, equidad, justicia, lealtad, cooperación, mesura, diálogo, certeza, convicción, acuerdo, autocrítica, compasión…

No estaba convencido de profundizar en este último aspecto precisamente porque mi idea, surgida leyendo a Grijelmo, era el elogio de las “buenas palabras”, una oda del lenguaje en el sentido más humano de la palabra, el lenguaje confiable, lleno de contenido, el lenguaje que suma, el que nos acerca y que nos hace representantes de una especie presuntamente “superior” al resto, que nos permite compartir las emociones y los propósitos más íntimos, es decir, el lenguaje que propicia sueños colectivos que pueden convertirse en realidades, que anticipa mejores sociedades, más justas, más armónicas, con menos sufrimiento y con optimismo fundado, es decir, comunidades bien organizadas de mujeres y hombres justos, con esperanza y gusto por la vida.

En esas divagaciones –propias de cada fin de semana en que pergeño mis letanías— me encontraba cuando recibí el artículo de Pepe Ferrer. Su entrega se llama “Estado Subrogado” en clara alusión a la tragedia en la guardería de Hermosillo. Comienza así: “No son pocas las áreas en las que, por ineptitud, negligencia o corrupción, el Estado mexicano ha abdicado de su responsabilidad. Son porciones en educación, salud, trabajo, economía, seguridad e, incluso, tramos enteros de la administración pública convertidas en tierra de nadie. Mejor dicho, transformados en cotos de poder, cedido o arrebatado al Estado, en disputa o bajo el dominio y la ley del más fuerte. A la larga, sin excepción, son fuente de riesgo y acecho crónico para el Estado en su conjunto y de abandono, precariedad y permanente indefensión ciudadana.”

Su tesis parece irrebatible. “Estado”, como ente jurídico, también se refiere a los 3 niveles de gobierno y a los 3 poderes en su acepción republicana en interrelación con las personas, la hegeliana sociedad civil. Visto bajo esa perspectiva y desde cualquier ángulo que se le analice, México está en serios problemas en casi todos los ámbitos de la vida nacional.

La vida de las naciones es el resultado de grandes esfuerzos. Ningún país —presente o pasado— podría presumir, en mayor o menor medida, de una historia sin penurias, sin dolores, sin dificultades, sin llanto y sin problemas. Es cierto que unos la tienen más fácil que otros gracias a su ubicación geográfica, a sus recursos naturales, a los esfuerzos de su gente, a la creatividad y constancia, al sentido de innovación y a la habilidad para aprovechar oportunidades. Es cierto que, si de trata de medir niveles de desarrollo, unas naciones han sido más exitosas que otras en la construcción de oportunidades, en la protección de los derechos sociales y, por supuesto, en la consolidación de sistemas institucionales que funcionan y leyes que se respetan y se cumplen.

Pero también es cierto que esos éxitos se vinculan directamente a la voluntad de las personas, al deseo expreso de vivir en comunidad y hacerlo de la mejor manera posible: gozando de libertad, de respeto y de los medios necesarios para crear y crecer –como individuos y colectivamente—. Esto implica renuncias y compromisos: limitar excesos en el disfrute de los derechos para evitar que se conviertan en privilegios, cumplir íntegramente las obligaciones incluyendo impuestos, trabajo comunitario, etc. Sin la acción de la gente, las instituciones no pasan de ser engendros teóricos inútiles y las palabras, recipientes vacíos. En este escenario, queda claro que harán falta muchas buenas palabras para cambiar el rumbo y darle viabilidad a México. Aunque es obvio que, en medio de la tormenta, por sí mismas y sin hechos que las acompañen, las palabras sirven poco o nada. Parece que llegó el momento de hablar bien y actuar mejor.

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RUMORES

Juan Antonio Nemi Dib


Fue a mediados de los años ochenta. Las versiones aseguraban que los misioneros evangélicos esterilizaban a las mujeres indígenas, algunos denunciaban que los procedimientos clínicos se hacían sin el consentimiento de las afectadas, aprovechando su ignorancia y su pobreza. De allí, el tema pasaba a lo religioso y a la posible destrucción de la identidad nacional provocada por las sectas. Nunca se conoció una evidencia que pudiera corroborarse, pero el tema alcanzó dimensiones nacionales en las que uno debía tomar posición obligadamente; lo patriótico, lo nacionalista y, por ende, lo justo, era expulsar del país a esos perversos.

Ya en la “era internet”, otra historia se recrea a sí misma: se trata de una muchacha que supuestamente despierta dentro de una tina de baño llena de hielo, junto a un letrero que dice “te quitamos un riñón, llama rápidamente a emergencias o morirás en una hora”. Perdí la cuenta de las veces que me la han enviado mediante ese correo electrónico que abunda en detalles supuestamente verosímiles sobre una red de traficantes de órganos que secuestra a sus víctimas –de preferencia mujeres jóvenes, pero no necesariamente— en fiestas y clubes nocturnos y que, luego de sedarles, les amputa tejidos y vísceras para venderlos. Y hay más, como la del camión de la compañía alimenticia que, por un accidente vial, revela la existencia de pollos deformes, compuestos sólo de piernas y muslos aprovechables. Y las hamburguesas de carne artificial, crecida en laboratorios nunca imaginados por el mejor escritor de ficción.

Pero el apogeo le corresponde a una bien hecha presentación de 8 láminas, convenientemente ilustradas con fotos dramáticas de niños moribundos y legitimada con el nombre de un supuesto autor (el doctor Juan Casares Meza) y los logotipos de la UNAM y de su Instituto de Biotecnología. Se trata de un aviso preventivo que circula desde 2007 a través de la Red, alertando sobre la llegada a México del “Budêmm Annicus Proto”, o “Budum” en su nombre corto: “…un insecto potencialmente venenoso. De sus antenas lanza un veneno letal que cuando toca la piel del humano se empieza a quemar y se esparse [SIC] por todo el cuerpo hasta afectar el sistema circulatorio.” Salvo por la ortografía, la historia es creíble. Pero es falsa. Se trata de un “HOAX”.

Según la página argentina ‘Rompe Cadenas’, “los hoaxes (broma, engaño) son mensajes de correo electrónico engañosos que se distribuyen en cadena. Algunos tienen textos alarmantes sobre catástrofes (virus informáticos, perder el trabajo o incluso la muerte) que pueden sucederte si no reenvías el mensaje a todos los contactos de tu libreta de direcciones. También hay hoaxes que tientan con la posibilidad de hacerte millonario con sólo reenviar el mensaje o que apelan a la sensibilidad invocando supuestos niños enfermos. Hay otros que repiten el esquema de las viejas cadenas de la suerte que recibíamos por correo postal que te auguran calamidades si cortás la cadena y te prometen convertirte en millonario si la seguís”.

Aunque no pasan de ser travesuras que muchos reproducen con buena fe y la intención de ayudar, los Hoax no sólo saturan los servidores informáticos y los buzones de correo, sino merman la confianza en un medio que podría ser de mayor provecho. Afortunadamente, en el caso de las historias difundidas por Internet, siempre queda la opción de recurrir a las fuentes primarias para verificar los datos y conseguir mayores elementos de juicio.

En cambio, el rumor de boca a boca –que quizá nació al día siguiente que el lenguaje—, el que se esparce con el propósito deliberado de causar daño, la intriga y la información errónea que se comparten con los demás y, a veces llegan a propalarse masivamente a través de publicaciones y otros medios formales de comunicación, suelen ser más letales que el famoso Budum y aún más difíciles de enfrentar por parte de sus víctimas.

En su conferencia sobre el rumor y la guerra sucia en tiempos electorales, Ricardo del Valle del Peral –connotado comunicador y académico invitado por el Colegio de Periodistas de Veracruz, en el marco del seminario “Democracia Digital” que el propio Ricardo dirigió— explica que el rumor es una de las armas más socorridas de la lucha política (seguramente porque circula con rapidez y facilidad, porque es anónimo, porque no necesita demostrarse y porque los humanos tenemos una proclividad natural a creer las informaciones negativas). ¿Por qué circulan las murmuraciones?, pregunta Ricardo. Y responde: porque nuestras mentes se revelan al caos, porque la transmisión de los rumores satisface necesidades psicológicas, porque disminuyen nuestros temores y justifican nuestros odios.

Varios análisis de psicología del rumor citan el ejemplo de una connotada actriz que en la última etapa de su vida terminó por creerse que, durante su juventud, había tenido una hija fuera de matrimonio, de acuerdo con el rumor que le fue inventado cuando empezaba su exitosa carrera y que, a pesar de su falsedad, terminó marcando para siempre a esta mujer.

Al margen de una valoración ética, los rumores podrán ser políticamente útiles para demeritar a los adversarios, para disminuir y hasta justificar los errores propios, pero producen muchas más víctimas que sus destinatarios originales: lastiman no sólo a aquéllos a quienes desacreditan con más o menos éxito, sino a una sociedad que, progresivamente involucrada en el caos de la [des] información, pasa de la ansiedad al desánimo y al desprecio, repitiendo el círculo vicioso de apatía y desinterés que permite a su vez mayores abusos de los poderosos y favorece las inequidades. El actual proceso electoral federal es el mejor ejemplo del uso ilimitado de estas armas orientadas a producir en los electores más emociones que reflexiones y a quitar “a la mala” los votos del adversario que no se pueden obtener “por las buenas”.

El mejor antídoto posible está en la sociedad crítica, en ciudadanos capaces de tomar con reserva las cosas que escuchan –y leen— y masticarlas un par de veces, antes de darlas por ciertas. Algunos bulos que impactan y ofenden de primera intención, no resisten un análisis elemental. También ayuda el que uno mismo, a título personal, lo piense dos veces antes de reciclar –y reproducir— un rumor de cuya certeza no hay evidencia, por bueno que el chisme parezca. Muchos rumores de corte político, de hecho la mayoría, suelen ser exageraciones, falsedades y hasta mitos, a veces, no tan geniales.

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