Cosas Pequeñas
MUJERES

Por Juan Antonio Nemi Dib

Un definición frecuentemente usada de estadística es la que la asume como el recuento, ordenación y clasificación de los datos obtenidos a través de observaciones para compararlos y obtener conclusiones. La estadística moderna ha evolucionado tanto en su método y herramientas que permite hacer inferencias, deducciones, aproximaciones, proyecciones y hasta pronósticos de mucha certidumbre; es un hecho que la aparición de las computadoras multiplicó las capacidades de la estadística al lograr el procesamiento de millones de datos en poco tiempo.

Hoy, la estadística es una herramienta imprescindible para la toma de decisiones y, si se la usa adecuadamente, evita errores y contribuye a hacer más eficientes las cosas, no sólo en el ámbito de las decisiones gubernamentales, puesto que también se la usa en la mercadotecnia y, en general, en todas las actividades económicas. Pero por eficaz que sea, la estadística tiene -como todo en la vida- sus “asegunes”, por ejemplo: ¿son correctos -es decir, ciertos, actuales- los datos utilizados?, ¿hay sesgo deliberado o accidental en la recogida y valoración de esos datos?, ¿son datos de calidad y en cantidad suficiente?, ¿se procesan adecuadamente?, además, por cierto, de su interpretación.

Los italianos, que no son los únicos, suelen burlarse del uso de la estadística mediante una anécdota ilustrativa: dos personas acuden a comer y piden un pollo, pero uno de los comensales se indispone y de última hora decide no comer nada; de cualquier manera, estadísticamente, cada uno de ellos ha comido medio pollo. Es cierto que, con habilidad discursiva, cualquier estadística se puede usar en pro y en contra, cuando se trata de fines propagandísticos, sobre todo, lo mismo para felicitar y presumir una realidad que para cuestionarla.

Pero eso no le resta valor a los trabajos estadísticos que, hechos con cuidado, con los métodos adecuados y controles de calidad, contribuyen a explicar fenómenos sociales complejos y a encontrar soluciones posibles para problemas severos. Hay quien asegura, contrariamente a los críticos italianos, que un buen analista puede sacar información social valiosa incluso del directorio telefónico.

Tal es el caso del Censo de Población y Vivienda 2010 que, como cada decenio, elaboró el INEGI (Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática) y que ofrece información invaluable sobre la situación de las mujeres veracruzanas. Aquí algunos ejemplos ilustrativos:

*  Hay más mujeres (3.95 millones) que hombres (3.69 millones) en Veracruz. Una diferencia del 3.3%

*  Veracruz tiene 1.98 millones de hogares. El 73.4% de ellos (1.45 millones) tienen por jefe a un hombre. El 26.6% de los hogares veracruzanos (527 mil) tienen una mujer como jefa.

*  Respecto de la población económicamente activa, el 70.6% son hombres y 822 mil (29.3%) mujeres. Este dato no incluye a los (as) trabajadores (as) de la economía informal, a los que trabajan por su cuenta ni a los que no tributan, tampoco a las personas que trabajan y que no reciben remuneración por ello (lo que le ocurre a cientos de miles de mujeres, por cierto).

*  Del grupo de personas que reciben como pago mensual menos de dos salarios mínimos, el 36.4% son hombres y 53.7% mujeres.

*  De las personas que perdieron su empleo, la tasa fue de 4.1% en hombres y 3% en mujeres.

*  38.7% de las mujeres de 14 años o más con un hijo tienen un trabajo además del doméstico.

*  68.6% de las madres solteras declararon trabajar, mientras que el 43.9% de las separadas, divorciadas o viudas trabajan.

*  De las mujeres que trabajan y tienen hijos, 30.5% son comerciantes, 26.2% trabajan en servicios personales y 13.6% trabaja en actividades industriales o artesanales.

*  El 26.8% de las mujeres trabaja más de 48 horas a la semana (8 horas más que lo previsto por la legislación); tres de cada cinco mujeres trabajadoras (76.4%) dijeron que no están protegidas por ningún régimen de salud.

*  Hay 3 millones de veracruzanas que son mamás. El 18.47% vive en unión libre; el 16.45% se casaron civil y religiosamente; el 15.44% están casadas sólo por lo civil y el 3.49% sólo religiosamente; el 7.77% son viudas; el 1.3% son divorciadas; el 6% están separadas y el 31% son solteras.

¿Cómo interpretar estas cifras? Esa es tarea de expertos, pero aquí un anticipo amateur:

+  Las veracruzanas ganan menos que los veracruzanos: el mercado laboral veracruzano usa intensivamente a las mujeres pero las retribuye mucho menos que a los hombres.
+  Las veracruzanas tienen más opciones en la economía informal que la formal.
+  Las mayor parte de las veracruzanas que son madres además aportan dinero a sus familias.
+  Cada vez hay más familias jefaturadas por mujeres.
+  Cada vez hay más mujeres que no necesitan de una pareja masculina para resolver su vida.

antonionemi@gmail.com



Cosas Pequeñas
INÚTILES

Por Juan Antonio Nemi Dib

Las cifras son patéticas, independientemente de lo inverosímiles que parezcan. Cada año mueren alrededor de un millón trescientas mil personas en el mundo, a causa de accidentes viales que se podrían evitar. Pero no es lo único: entre 20 y 50 millones de personas son lesionadas con distinta intensidad -a veces con daños físicos y emocionales irreparables- mientras se encontraban en alguna vialidad, además de 600 mil peatones, ciclistas y motociclistas que pierden la vida a causa de accidentes relacionados con vehículos.

Partiendo del principio de que un accidente es un suceso eventual, involuntario -lo contrario, el hecho de que sea deseable, deliberado, provocado, le quita la condición de accidental-, se presume que en estos incidentes mortales casi todos salen perdiendo, salvo los que hacen de ellos su negocio o medio de vida (talleres, grúas, médicos y hospitales privados, funerarias, vendedores de seguros, abogados, autoridades corruptas); pierden las víctimas y sus familiares, pierden los responsables de los siniestros, pierde las comunidades en las que viven y en las que ocurren los siniestros.

Sin embargo, la revisión de las estadísticas ofrece conclusiones interesantes que hablan además de los volúmenes netos de tráfico, de componentes culturales asociados a la ocurrencia de accidentes viales y no sólo, como podría suponerse, a niveles de ingreso: 62% de las muertes mundiales por accidentes viales ocurren en, orden descendente, en India, China, Estados Unidos de América, Federación Rusa, Brasil, Irán, México, Indonesia, Sudáfrica y Egipto.

Como puede verse, México ocupa el séptimo lugar mundial de muertos por accidentes de tráfico en números absolutos. Es notable que en esta estadística no haya países de Europa, donde la seguridad vehicular, la infraestructura carretera, el perfil de los conductores y las reglamentaciones de tráfico se cuidan con gran escrúpulo, a veces a niveles extremos, incluyendo radares, licencias por puntos, verificaciones regulares de alcoholemia y otras medidas de prevención. Sin embargo, los expertos avisan que falta muy poco tiempo para que los accidentes viales se conviertan en la quinta causa de muerte a nivel mundial, procando 2.4 millones de fallecimientos cada año.

De insignificantes a muy graves, en México ocurren cada año unos 4 millones de accidentes viales, lo que genera 750 mil hospitalizaciones, 24 mil muertes y 40 mil discapacidades. La tasa de mortalidad es muy grande, comparada con la mayor parte de los países: 22.8 por 100 mil habitantes. Mueren 3 mexicanos varones por cada mujer en accidentes viales. Las estimaciones más conservadoras hablan de 121 mil millones de pesos anuales de costo, un impacto de 1 a 3% en el PIB.

Desde la perspectiva social: ¿cuántas obras de infraestructura se podrían hacer con 121 mil millones de pesos?, ¿cuántos empleos productivos podrían crearse?, ¿cuántas acciones exitosas de erradicación de la pobreza se podrían emprender? Empezando por las vidas humanas, los accidentes viales son una sinrazón, un desperdicio salvaje de recursos escasos; de hecho, en México son la segunda causa de orfandad.

Los accidentes viales en México no discriminan edades: son la primera causa de muerte en niños, adolescentes y adultos entre los 5 y los 39 años de edad. El mayor número de muertos está entre los 15 y los 29 años.

En Veracruz, por cada 100 accidentes viales mueren ocho personas, una cifra inferior al promedio nacional, aunque no por ello menos impactante: al menos dos veracruzanos (as) mueren cada día debido a accidentes viales. Lo notorio es que en los últimos 5 años, el padrón vehicular se ha incrementado 42%. La mayor concentración de este aumento de vehículos circulando en las calles ha ocurrido en sólo 4 municipios: Xalapa, Veracruz, Coatzacoalcos y Poza Rica. Por cierto, en estos cuatro municipios ocurre el 54% de los accidentes viales. Los daños económicos producidos por accidentes viales en Veracruz frisan los 6 mil 500 millones de pesos. En Veracruz, 42% -sí, 42%- de los accidentes viales son causados por conducir en estado de ebriedad, 30% por distractores como el uso del teléfono celular al conducir -mea culpa, mea culpa- y 28% por exceso de velocidad. Ello, a pesar de lo que prescribe el código penal: hasta veinte años de prisión a quien mate a otros por conducir en forma temeraria y/o en estado de ebriedad o bajo el influjo de alguna droga.

Es  muy comprensible que la Asamblea General de las Naciones Unidas haya declarado al decenio 2011-2020 como el “Decenio de Acción para la Seguridad Vial” que busca estabilizar y posteriormente reducir las cifras previstas de víctimas mortales por accidentes de tránsito en todo el mundo, mediante el incremento de actividades preventivas en el plan nacional, regional y mundial. En México, el compromiso es salvar la vida a 60 mil personas de aquí al año 2020. La meta en Veracruz es reducir al menos 2,131 muertes en ese lapso. Comprensible porque son muertes inútiles, absurdas, costosas.

La Botica.- Todo el material utilizado en este texto es producto del trabajo y la investigación del personal de la Dirección de Salud Pública (y especialmente de su titular, la doctora Irasema Guerrero) de la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado, a quienes agradezco que me permitan utilizarlo.







Cosas Pequeñas


CIVILIDADES 2

Por Juan Antonio Nemi Dib

En 1967, hace 44 años, Antonio Aguilar Gutiérrez publicó un ensayo que proponía la creación de un único código civil para regular las relaciones entre particulares, con vigencia en todo el país. Las diferencias de estilo -y de conceptos- entre los distintos códigos de los estados y el federal y la dificultad para identificar “fronteras culturales” en las entidades federativas parecían causa suficiente para propiciar un ordenamiento único, en lugar de 32. Aún defendida por connotados conocedores del derecho, la idea no tuvo eco, como parece difícil que lo tenga, también, la reciente propuesta de establecer un único código penal para todo el País. Cada estado de la República se reserva el derecho de expedir su propia legislación y tendrían que existir razones de mucho peso para que las autoridades locales renunciaran a esa potestad en ámbitos tan trascendentes como el derecho civil. El resultado es una mixtura de normas que, a veces incluso dentro de un mismo código, hace coexistir conceptos modernos, de avanzada, con otros que -frente a la realidad- parecen arcaicos. El de Veracruz lo acredita; aquí algunos ejemplos:

*  “La buena fe se presume; para destruir esta presunción se requiere prueba plena.”

*  “Son causas de divorcio: El adulterio debidamente probado de uno de los cónyuges... que la mujer dé a luz, durante el matrimonio, un hijo concebido antes de celebrarse este contrato... los actos inmorales ejecutados por el marido o por la mujer con el fin de corromper a los hijos o al otro cónyuge así como la tolerancia en su corrupción... padecer sífilis, tuberculosis, o cualquiera otra enfermedad crónica o incurable que sea, además, contagiosa o hereditaria, y la impotencia incurable que sobrevenga después de celebrado el matrimonio... haber cometido uno de los cónyuges un delito que no sea político, pero que sea infamante, por el cual tenga que sufrir una pena de prisión mayor de dos años... los hábitos de juego o de embriaguez o el uso indebido y persistente de drogas enervantes, cuando amenazan causar la ruina de la familia, o constituyen un continuo motivo de desavenencia conyugal... las conductas de violencia familiar cometidas por uno de los cónyuges contra el otro o hacia los hijos de ambos o de alguno de ellos.”

*  “Los cónyuges deben darse alimentos; la Ley determinará cuándo queda subsistente esta obligación en los casos de divorcio y otros que la misma Ley señale. Los concubinos están obligados, en igual forma, a darse alimentos... los padres están obligados a dar alimentos a sus hijos... A falta o por imposibilidad de los padres, la obligación recae en los demás ascendientes por ambas líneas que estuvieren más próximos en grado... Los hijos están obligados a dar alimentos a los padres... A falta o por imposibilidad de los hijos, lo están los descendientes más próximos en grado... A falta o por imposibilidad de los ascendientes o descendientes, la obligación recae en los hermanos... Faltando los parientes a que se refieren las disposiciones anteriores, tienen obligación de ministrar alimentos los parientes colaterales dentro del cuarto grado.”

*  “La paternidad o la maternidad pueden probarse por cualquiera de los medios ordinarios. Para estos efectos, la prueba pericial en genética molecular del ácido desoxirribonucleico o ADN, realizada por instituciones certificadas para este tipo de pruebas por la Secretaría de Salud del Estado, tendrá validez plena. Si se propusiera esta prueba y el presunto progenitor no asistiere a la práctica de la misma o se negare a proporcionar la muestra necesaria, se presumirá la filiación, salvo prueba en contrario.”

*  “Ninguna inhumación o cremación se hará sin autorización escrita dada por el Encargado del Registro Civil, quien se asegurará suficientemente del fallecimiento. No se procederá a la inhumación o cremación sino hasta después de que transcurran veinticuatro horas del fallecimiento, excepto en los casos en que se ordene otra cosa por la autoridad que corresponda.”

*  “Son muebles por su naturaleza los cuerpos que pueden trasladarse de un lugar a otro, ya se muevan por sí mismos, ya por efecto de una fuerza exterior... El que se apodere de un inmueble vacante sin cumplir lo prevenido en los artículos anteriores, pagará una multa de diez a cien pesos, sin perjuicio de sufrir las penas que señala el Código respectivo.”

*  “Nadie puede construir cerca de una pared ajena o de copropiedad: fosos, cloacas, acueductos, hornos, fraguas, chimeneas, establos; ni instalar depósitos de materias corrosivas, máquinas de vapor o fábricas destinadas a usos que pueden ser peligrosos o nocivos, sin guardar las distancias prescritas por los reglamentos, o sin construir las obras de resguardo necesarias, con sujeción a lo que prevengan los mismos reglamentos, o a falta de ellos, a lo que se determine por juicio pericial.

*  “Nadie puede plantar árboles cerca de una heredad ajena, sino a la distancia de 2 metros de la línea divisoria, si la plantación se hace de arbustos o árboles pequeños... El propietario puede pedir que se arranquen los árboles plantados a menor distancia de su predio de la señalada... y hasta cuando sea mayor, si es evidente el daño que los árboles le causan... No se pueden tener ventanas para asomarse, ni balcones u otros voladizos semejantes, sobre la propiedad del vecino, prolongándose más allá del límite que separa las heredades... Tampoco pueden tenerse vistas de costado u oblicuas sobre la misma propiedad, si no hay un metro de distancia... El propietario de un edificio está obligado a construir sus tejados y azoteas de tal manera que las aguas pluviales no caigan sobre el suelo del edificio vecino.”

*  “Es lícito a cualquiera persona apropiarse de los enjambres que no hayan sido encerrados en colmena, o cuando la hayan abandonado.”

*  “Se entiende por tesoro, el depósito oculto de dinero, alhajas u otros objetos preciosos cuya legítima procedencia se ignore. Nunca un tesoro se considera como fruto de una finca. El tesoro oculto pertenece al que lo descubre en sitio de su propiedad. Si el sitio fuere de dominio del poder público o perteneciere a alguna persona particular que no sea el mismo descubridor, se aplicará a éste una mitad del tesoro y la otra mitad al propietario del sitio.”

*  “El propietario de un predio rústico debe cultivarlo, sin perjuicio de dejarlo descansar el tiempo que sea necesario para que no se agote su fertilidad. Si no lo cultiva, tiene obligación de darlo en arrendamiento o en aparcería, de acuerdo con lo dispuesto en la Ley de Tierras Ociosas.

*  “Las personas transportadas no tienen derecho para exigir aceleración o retardo en el viaje, ni alteración alguna en la ruta, ni en las detenciones o paradas, cuando estos actos estén marcados por el reglamento respectivo o por el contrato.”

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CIVILIDADES 1

Por Juan Antonio Nemi Dib

Los que saben dicen que el “Codex Maximilianeus Bavaricos Civilis” promulgado en 1756 en Baviera (actualmente parte de la República Federal Alemana) fue el primer código civil integrado mediante un método y con el propósito de sistematizar las relaciones entre personas y cosas (¡!). Sin embargo, parece que hay consenso en que la verdadera modernidad en este aspecto -y, en todo caso la primicia- por tratarse de un compendio de los nuevos ideales surgidos de la Ilustración, especialmente su concepto de individuo, le corresponde al “Código Napoleón”, como se conoce al promulgado en 1804 en Francia por Bonaparte.

En realidad, los asuntos entre personas -no sólo litigios, pleitos, también la regulación de relaciones- han sido normados desde hace muchos siglos en diferentes culturas, y no necesariamente en códigos escritos, a veces en meras prescripciones tradicionales, algunas con fundamento teológico/religioso, que se solía hacer cumplir de manera más o menos sistemática, con y sin consecuencias de por medio para los infractores. Una de las particularidades de la generalización del uso de los códigos civiles en el mundo fue, precisamente, la secularización de la vida social, la separación del ámbito cívico respecto de lo religioso.

El Derecho Romano llegó a sorprendentes niveles de precisión y muchos de los conceptos jurídicos desarrollados por los letrados romanos -Justiniano, Teodosio, Constantino entre otros- siguen siendo esenciales para muchos sistemas jurídicos contemporáneos. Hay numerosos ejemplos: iustae nuptiae (el matrimonio civil), Ius cunnubii (la capacidad de los contrayentes para celebrar matrimonio legal), Ius soli-Ius sanguinis (el derecho de suelo/residencia contra el derecho de sangre/hereditario), In loco parentis (en sustitución de los padres), Prenda/Pignus (préstamo), Lex loci executiones (la ley del lugar en el que se ejecuta la obligación), Exceptio inadimpleti contractus (la excepción que se opone a quien demanda -exige- pero no ha cumplido su parte del contrato), etc.

Contra lo farragoso que pudiera suponerse para un lego ajeno a la práctica forense, aventurarse en la odisea de leer un código civil -el de Veracruz tiene 2977 artículos y 11 transitorios, sin contar el Código de Procedimientos Civiles- puede resultar una experiencia atractiva, llena de sorpresas y prescripciones interesantes. Aquí algunas:

*  “La ignorancia de las leyes no excusa su cumplimiento; pero los jueces teniendo en cuenta el notorio atraso intelectual de algunos individuos, su apartamiento de las vías de comunicación o su miserable situación económica, podrán si está de acuerdo el Ministerio Público, eximirlos de las sanciones en que hubieren incurrido por la falta de cumplimiento de la ley que ignoraban, o de ser posible, concederles un plazo para que la cumplan; siempre que no se trate de leyes que afecten directamente al interés público o social.” “La voluntad de los particulares no puede eximir de la observancia de la ley, ni alterarla. Sólo pueden renunciarse los derechos privados que no afecten directamente al interés público, cuando la renuncia no perjudique derechos de tercero.”

*  “Cuando alguno, explotando la suma ignorancia, notoria inexperiencia o extrema miseria de otro, obtiene un lucro excesivo que sea evidentemente desproporcionado a la obligación que por su parte contraiga, el perjudicado tiene derecho de pedir la rescisión del contrato, y de ser ésta imposible, la reducción equitativa de su obligación, así como el pago de los daños y perjuicios que se le hubieren originado.”

*  “Las personas físicas adquieren la capacidad jurídica por el nacimiento y la pierden por la muerte; pero desde el momento en que un individuo es concebido, entra bajo la protección de la ley y se le tiene por nacido...”

*   “Ninguna persona moral goza de los privilegios que las leyes conceden a los incapacitados.”

*   “El cónyuge que lo desee podrá agregar a su nombre y apellido, el apellido del otro cónyuge.”

*  “La adopción de un seudónimo, anagrama o lema, impone a quien lo hace la obligación de conservarlo.” “Es imprescriptible el derecho a usar nombre, seudónimo, anagrama o lema.”

*  “No pueden contraer matrimonio el hombre antes de cumplir dieciséis años y la mujer antes de cumplir catorce con el sólo consentimiento de sus padres. El Gobierno del Estado, por conducto del director general del Registro Civil, puede conceder dispensa de edad en casos excepcionales y por causas graves y justificadas.” “El hijo o la hija que no hayan cumplido 18 años, no pueden contraer matrimonio, sin consentimiento de su padre o de su madre, si vivieran ambos o del que sobreviva. Este derecho lo tiene la madre aunque haya contraído segundas nupcias, si el hijo vive con ella. A falta o por imposibilidad de los padres, se necesita el consentimiento de cualquiera de los abuelos paternos, si vivieran ambos o del que sobreviva. A falta o por imposibilidad de los abuelos paternos, se requiere el consentimiento de cualquiera de los abuelos maternos, o del que sobreviva.” “Faltando padres y abuelos, se necesita el consentimiento de los tutores.”

*  “La mujer deberá abstenerse de contraer nuevo matrimonio hasta pasados trescientos días después de la disolución del anterior, a menos que dentro de ese plazo diere a luz un hijo. En los casos de nulidad o de divorcio, puede contarse ese tiempo desde que se interrumpió la cohabitación.”

* “Los cónyuges están obligados a guardarse fidelidad, a contribuír cada uno por su parte a los objetos del matrimonio y a socorrerse mutuamente.”















PROFESIONES

Por Juan Antonio Nemi Dib

Cuesta trabajo decir que no cuando alguien invita para ser padrino, la negativa se siente como grosería innecesaria. Sin embargo, al margen de las cuestiones religiosas, el hecho es una gran responsabilidad, un compromiso que implica participar de asuntos que van más allá del mero ceremonial o las relaciones afectivas, los compadrazgos. Y es que decir “no” cuando le piden a uno ser padrino puede representar -para quien convoca- un desprecio de la mayor magnitud; pero por otro lado, se vuelve un acto vacío, vácuo, cuando uno acepta sólo para cumplir, para “quedar bien”. Claro que muchas veces se trata, también, de compartir -aunque sea en mínima parte- la formación de los ahijados, de participar de un proyecto de vida y entonces el deber se torna aún más grande y por ende, más difícil de asumir.

Toda proporción guardada, ocurre lo mismo cuando invitan a presentar un libro. Si uno no ha leído al “recién nacido” -editorialmente hablando-, no tiene la certeza de lo que contiene la obra, de la calidad con la que está escrita y, por ende, si se trata de un texto recomendable. Y no se vale decir “espérame a que lo lea y te digo si te lo presento o no”. Y es que, por principio, cuando a uno le piden que presente un libro es para que se hable bien de él, para motivar a los potenciales lectores, no para denostarlo. De modo que parece muy grosero negarse cuando le invitan al debut en sociedad de un texto (lo cual necesariamente implica un privilegio, una distinción por parte del escritor) y, por otro lado, siempre es un albur, un azar: puede uno acabar hablando bien -por cortesía- de un mamotreto que no lo merece.

Pero afortunadamente no fue el caso. Alfonso Rodríguez Pulido, doctor en arquitectura, maestro e investigador de la Universidad Veracruzana, exitoso arquitecto -ajeno al incesto académico de los que suelen refugiarse en la cátedra y no poseen experiencia profesional práctica-, me hizo el gran honor y aún el mayor servicio de invitarme a compartir con sus colegas docentes y un buen número de estudiantes, la presentación de su obra más reciente: “El Dibujo, Proyecto Arquitectónico. Pasado y Presente”.

Han pasado los días y sigo pensando -a pesar de las razones generosas de Alfonso- que fuí la persona menos indicada (por mi negación para la plástica, por mi falta de habilidad con la geometría y el cálculo, por mi pésimo gusto y mi nula disposición para el diseño, entre otras carencias) para hablar sobre un libro de arquitectura ante un público integrado por expertos de prosapia y futuros profesionales de la materia.

Sin embargo, tengo que agradecérselo al doctor Rodríguez Pulido. Fue una experiencia grata, sumamente enriquecedora, que me introdujo en una realidad compleja: los procesos actuales de formación y entrenamiento de las nuevas generaciones de profesionistas, en este caso de arquitectos, y los resultados prácticos de los conocimientos y habilidades que desarrollan en la universidad, de cara al mercado de trabajo.

El libro, publicado por el área de postgrados de la Universidad de Guadalajara, es el testimonio de un maestro que además crea conocimientos, es decir, un docente que hace investigación de manera sistemática y de acuerdo con objetivos específicos. Es un diagnóstico crítico que debieran revisar con atención los responsables del diseño de los planes y programas académicos -ojo, no sólo de arquitectura- si quieren mejorar la calidad de la enseñanza y hacer que los resultados terminales logren, literalmente, el “éxito profesional de los profesionistas”.

El origen de la obra tiene que ver con una evidencia incontrastable: está disminuyendo drásticamente el dibujo como parte de los contenidos académicos y los planes de estudio de las licenciaturas en arquitectura. A partir de allí, surgen preguntas específicas: ¿debe ser el arquitecto necesariamente un buen dibujante?, ¿se puede prescindir de la habilidad de dibujar cuando se hacen proyectos arquitectónicos?, ¿es el dibujo por sí mismo un instrumento conceptual que contribuye a la creación arquitectónica o es una mera herramienta de trabajo? Alfonso responde que el dibujo es un instrumento de registro, un mecanismo para el análisis geométrico, un referente para la composición arquitectónica, un lenguaje específico -un discurso- de la arquitectura y un instrumento para la creación (la ideación) proyectiva.

Así visto, se puede afirmar que la disminución de la habilidad para dibujar es una merma indeseable en el entrenamiento de los futuros arquitectos. Sin embargo, se explica que las excesivas cargas de trabajo de los estudiantes (que con frecuencia no duermen para cumplir con sus tareas), la incorporación masiva de nuevas materias y contenidos a los planes de estudio y la aparición de las “máquinas de dibujar” -las computadoras- entre otras causas, vienen relegando al dibujo que, antaño, tuvo un lugar más que privilegiado en el entrenamiento de estos profesionales.

No hay que hacer un gran esfuerzo para percatarse de que el fenómeno se extrapola a otros ámbitos de la formación universitaria: licenciaturas en derecho en las que materias sustantivas como el derecho romano se han vuelto optativas o de plano han desaparecido de los planes de estudio; o nuevos médicos que constantemente pierden sus habilidades para la clínica diagnóstica y cada vez son más dependientes de los fierros y los gabinetes análisis; también el caso de flamantes economistas formados en el “rollo” pero sin medios para hacer análisis matemático del comportamiento económico, por ejemplo. Esto no significa renunciar a las ventajas de una tomografía axial computarizada ni al ahorro que provee un programa de cómputo capaz de dibujar con sólo un teclazo, pero siempre será mejor un médico que sabe qué enfermedad está buscando y un arquitecto que ha imaginado su obra, antes de mandar a la computadora a dibujarla sin tener claro cómo la quiere.

Parecería que la simplificación se impone en la formación de los nuevos profesionistas, cuando debiera ser exactamente lo contrario. Cantidad por calidad.