Cosas Pequeñas


[IN] JUSTICIA

Juan Antonio Nemi Dib



Puede parecer dramático y hasta exagerado pero es un hecho cierto que la historia demuestra una y otra vez: las naciones que carecen de un sistema legal sólido, que se respete y se cumpla, caminan más o menos rápido hacia su autodestrucción. Esto se puede proponer en sentido inverso: la viabilidad de cualquier país está condicionada por la existencia de un conjunto de reglas eficaces que garanticen el desarrollo de sus ciudadanos y la permanencia de sus instituciones en condiciones de estabilidad, certidumbre y confianza.

Y la solidez de las normas legales no se mide por la complejidad o la abundancia de éstas, sino por el imperio que tengan, es decir, por su rigurosa aplicación generalizada, por encima de la voluntad de las personas y por la disposición de los individuos regulados para cumplir –sin objeciones, exclusiones ni excusas— dichas reglas de conducta.

Dado que ningún Estado ha sido ni será capaz de colocar un policía de tiempo completo para garantizar la buena conducta de cada ciudadano, las sociedades legalmente organizadas parten del principio de que la mayoría de la gente respetará y atenderá intencionalmente y con agrado las reglas de aplicación colectiva sin necesidad de represión, mientras que los infractores –se supone— serán excepcionales y, por ende, minoritarios. En el mismo sentido, las naciones que se organizan a partir de un conjunto de leyes de aplicación general, dan por sentado que es más beneficioso para todos –en lo individual y en lo colectivo—, más útil y más rentable, más seguro y más estimulante, cumplir las reglas que transgredirlas.

Pero… ¿qué ocurre cuando los violadores de la ley dejan de ser minoría?, ¿qué pasa cuando las infracciones a las normas legales se vuelven más beneficiosas que su cumplimiento?, ¿cuál es la consecuencia de que la actitud delictiva tenga una rentabilidad mayor que las actividades lícitas y sujetas a reglas?, ¿qué le espera a un país cuando la mayoría de sus habitantes deben convivir con fuerzas extralegales que igualan o superan la capacidad de las instituciones y ponen en peligro su vida, su integridad y su patrimonio?, ¿cuál es la consecuencia de que la mayor parte de los delitos y faltas a la ley permanezcan sin castigo?, ¿qué pasa cuando la conducta delictiva es premiada con impunidad, estatus y altos niveles de ingreso, mientras que las buenas prácticas ciudadanas se convierten en riesgosas?

Numerosos teóricos del Estado coinciden afirmar que la responsabilidad primaria de éste es garantizar a sus súbditos la vida y el patrimonio legítimo. Cuando las condiciones no lo permiten, es decir, cuando ni los bienes, ni la integridad ni la existencia misma de los ciudadanos se pueden proteger mediante mecanismos legales y universales, es que se habla de “Estado fallido”, de acuerdo con el concepto puesto en boga por agencias gubernamentales de los Estados Unidos de América para referirse a Somalia, a Afganistán, a Pakistán y… en algún momento a México, aunque después hayan enmendado la plana, calificando de héroe al presidente Calderón por su lucha contra el narcotráfico.

Es muy cómodo y políticamente correcto culpar de lo que nos pasa a las autoridades responsables de aplicar la ley y garantizar su cumplimiento porque además tiene mucho de cierto: la ineficacia, la corrupción y la falta de compromiso de los servidores públicos es responsable en gran medida de este prolegómeno de la destructiva guerra de todos contra todos, descrita por Thomas Hobbes en su famoso “Leviatán”. Pero, ¿acaso los ciudadanos somos inocentes?, ¿cuál es el nivel de responsabilidad social en la crisis de legalidad que “vive México”?

No son estas preguntas una salida retórica ni mucho menos un pretexto para eludir la enorme e inocultable red de complicidades y la perversión de buena parte de nuestros aparatos de seguridad pública y de procuración e impartición de justicia; nadie en su juicio podría negar que la mayor parte de los mexicanos con frecuencia desconfían y con razón temen a inspectores, policías, agentes del ministerio público y jueces de todos los niveles ni que es un descrédito ganado a pulso. No se puede ocultar que se trata de una grave patología social, cuando las autoridades responsables de proteger a la gente causan temblores en las corvas y deseos de alejarse de ellas, en lugar de tranquilidad y confianza.

El Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad, revela –con cifras de 4 años atrás— que al menos 30 millones de mexicanos mayores de 18 años han sido víctimas de uno o más delitos, que 75% de los delitos no se denuncia, que 63% de los denunciantes quedaron insatisfechos con la respuesta y el proceder de las autoridades, que 46% de los robos se cometieron con violencia y que una de cada diez viviendas en el país ha sido robada al menos una ocasión. Otras fuentes que seguramente han de actualizarse, a propósito de la guerra del Gobierno contra los cárteles de droga, hablan de que hay un secuestro por cada cien familias y de que 91% de quienes cometen delitos no sufren consecuencia alguna por sus faltas. Agréguese a ello la escalofriante cifra de once mil quinientos ejecutados violentamente durante la primera mitad del actual sexenio.

No todo está en el ámbito criminal: el análisis es incompleto sin observar los asuntos civiles, familiares, mercantiles, laborales, administrativos, electorales y de cualquier ámbito que pasan por laberintos sucios de “chicanada”, el “cochupo”, la “mordida”, la “gratificación” obligatoria al actuario judicial, la falsificación de testimonios, el extravío de probanzas y, en general, el torcimiento de la ley; el paso por las demoras deliberadas que niegan el espíritu de la justicia. Principalmente, es cierto, por los funcionarios que ponen precio a una consignación mal hecha, a una absolución, a una sentencia benévola o a una inmerecida libertad anticipada y por la interpretación de las leyes a modo, como ocurrió con los señores Rodríguez y Cabal, entre muchísimos otros, cuyas insanas fortunas y su libertad para gozarlas impunemente agravian pero también ejemplifican a los que permanecemos “en el error”.

Reformas legales irán y vendrán; algunas francamente preocupantes, como la última en vigor, de dudosa eficacia y clara conculcación de garantías constitucionales. De nada servirán sin un auténtico cambio de actitud de las personas que nos lleve a buenas prácticas ciudadanas, al cumplimiento riguroso de las obligaciones que todos tenemos con la comunidad de la que formamos parte, desde no tirar basura en la calle y respetar el sueño de los vecinos hasta su vida y sus bienes – que evidentemente no nos pertenecen—, hasta pagar puntual y completamente los impuestos, pensar en el interés general antes que en el propio y educar a nuestros hijos en la cultura del servicio, la solidaridad y la tolerancia. De otro modo, seguiremos viviendo en la injusticia y en camino a la destrucción, culpando a los demás.

antonionemi@gmail.com


Cosas Pequeñas


¿POR QUÉ GANÓ EL PRI?
Juan Antonio Nemi Dib


Encuestas serias publicadas antes de las elecciones del 5 de julio concedían al PRI un margen de ventaja sobre los demás partidos, pero los resultados sorprendieron incluso a los priístas: obtuvo casi 3 millones de votos más que el PAN, unos 7 votos priístas por cada voto anulado y más del triple de sufragios que el PRD. Superando con mucho los pronósticos, se impuso dramáticamente a todos sus adversarios en el país, incluyendo a los “anulistas”. ¿Cómo consiguió este resultado? Aquí algunas ideas.

1.- El 36.7% de votos para el PRI fue posible gracias a la conjunción precisa de varios factores. El más evidente es que el PAN, el PRD y especialmente el Gobierno Federal le habrían hecho buena parte de la tarea, perdiendo por sí mismos debido a políticas erróneas e impopulares, enfrentamientos internos y fracturas, además de estrategias electorales fallidas que les repercutieron negativamente, en beneficio del Revolucionario Institucional.

2.- Beatriz Paredes fue criticada por su “tibieza” y sus “débiles repuestas” a las sistemáticas agresiones del PAN antes y durante la campaña. Algunos gobernadores priístas hicieron pública su molestia con la dirigente y en sus estados atacaron duramente al PAN y a los panistas. Sin embargo, a la luz de los resultados electorales es evidente que la presidenta nacional del PRI acertó en su conducción moderada de la campaña. Y esto incluye el discurso, la propaganda y parece que también, en la mayoría de los casos, la selección de candidatos: sólo o aliado, el PRI ganó en el 61.3% de los distritos del País.

3.- Lo que es bueno una vez, no tiene que serlo siempre. La sociedad responde a diferentes motivaciones e impulsos. La belicosa campaña del PAN contra López Obrador en 2006, que le habría arrebatado 19 puntos de ventaja al PRD, esta vez se le revirtió dramáticamente al partido gobernante cuando aplicó la misma receta contra el PRI. Además de la descalificación del adversario y un eslogan de poco significado para los electores (“Acción Responsable”), la propuesta panista no se caracterizó precisamente por aportaciones ingeniosas y atractivas para los votantes. Siguiendo sus propias recomendaciones, don Germán Martínez calladito se habría visto más bonito… y más eficaz.

4.- Probado está que el ejercicio del gobierno desgasta y deslegitima a los gobernantes y que la frustración de expectativas sociales suele ser proporcional al tamaño de éstas. Parecería que la mala fortuna y las adversas condiciones externas se han cebado sobre el Gobierno Federal; las broncas económicas monumentales, el regadero de cadáveres, la influenza… en poco contribuyeron a un escenario favorable para los candidatos panistas, acostumbrados históricamente a un discurso crítico y de corte opositor pero inexpertos para defender las posiciones del gobierno. Frente a la sociedad, el PAN sigue conduciéndose como un partido de oposición y esto fue evidente durante la campaña.

5.- El PAN apostó todo a la popularidad de Felipe Calderón (“Yo sí voy a apoyar al Presidente”, fue el eje ideológico de su campaña). Con esa estrategia consiguieron dos cosas: por un lado el rechazo automático de quienes de plano objetan la gestión presidencial o al menos tienen dudas sobre ella, un 40% de los electores; y por otro lado, convirtieron a esta elección intermedia en una suerte de examen escolar de medio curso para el Poder Ejecutivo, con una calificación popular nada grata.

6.- La disputa por el poder dentro del PAN, antes inexistente o soterrada, sujeta a una tradición disciplinaria y aparentemente basada en principios, esta vez hizo explosión: asambleas anuladas, candidatos destituidos, amagos de expulsión, nominaciones recuperadas en tribunales, imposición de candidatos que nunca habían pisado los distritos por los que compitieron, etc. “El ex alcalde panista Ávila Camberos va a perder la elección en Veracruz” declaró el ex alcalde panista Gutiérrez de Velazco antes de los comicios. Conviene preguntarse si a nivel nacional, además, tuvo consecuencias en las casillas la evidente confrontación de foxismo contra calderonismo.

7.- Las riñas perredistas, los extraños apoyos selectivos de López Obrador a candidatos de otros partidos, las secuelas de las agresiones que sufrió hace 3 años y los graves errores que cometió en 2006 difuminaron su masa de votantes en casi dos tercios. Incluso en sus enclaves tradicionales su caída fue estrepitosa. Por ejemplo, en 2006 los candidatos a diputados del PRD (coaligados con PT y Convergencia) en el Distrito Federal obtuvieron 2’468,718 votos; el 5 de julio de 2009 apenas alcanzaron 747,956. Si en un análisis generoso se le sumaran los votos del PT (310,621), Convergencia (65,263) y la coalición de ambos (13,903), el resultado sigue siendo patético: perdieron 1’330, 975 sufragios en apenas un trienio.

8.- La nueva legislación electoral acotó las “campañas de aire” y puso límites a la propaganda negra que se usaba con éxito contra el PRI en elecciones anteriores. Las ingeniosas estrategias como “Ea ea, el PRI se tambalea” y “Yo te vi robando” tuvieron que limitarse a internet, que a pesar de su crecimiento exponencial en México, aún no impacta excesivamente en la opinión pública.

9.- El cambio en las normas para la propaganda y el control oficial de los tiempos de radio y televisión obligaron a partidos y candidatos a concentrarse en el activismo territorial. A pesar de la simulación que menudea en algunos de sus dirigentes y promotores, sobre todo en el ámbito de la “movilización”, es innegable que el PRI acumula la mayor experiencia y recursos para motivación de votantes duros, indecisos y susceptibles de ser convencidos y/o cooptados.

10.- Existe la hipótesis, digna de mayor análisis, de que a los gobernadores priístas no les conviene un presidente priísta y que por eso no se aplican en las elecciones sexenales. Sin embargo, las fuertes tensiones entre Federación y estados durante los primeros años de la actual administración, parecieron acicatear a los gobernadores del PRI que vieron el triunfo electoral como cosa crítica, incluso por el tema económico: mejores presupuestos y participaciones para estados y municipios en el futuro inmediato, recuperar de alguna forma los fondos recién recortados y resistir de mejor manera a un Gobierno Federal distante y no pocas veces adversario.

Pero no todo es miel sobre hojuelas para el PRI. 237 diputados siguen siendo minoría y ha ocurrido ya, en 1997, que el resto de los partidos se coaligan y lo avasallan. El análisis desagregado de los resultados electorales de 2009 ofrece sorpresas: por ejemplo en Veracruz, el PRI fue derrotado en más de 40 municipios que gobierna, y respecto de 2007, perdió 205,913 votantes, casi 16%, mientras que el PAN aumentó 20,133. Parece prematuro echar las campanas al vuelo.
antonionemi@gmail.com


Cosas Pequeñas


UNIVERSITARIOS 4 (Las Propuestas)

Juan Antonio Nemi Dib


5 de las personas que aparecen en la relación de aspirantes al rectorado de la Universidad Veracruzana que hizo pública su Junta de Gobierno son claramente visibles, están identificadas y han compartido algunas de las ideas que tienen respecto de cómo enfrentar los retos universitarios y de qué forma convertir a dicha casa de estudios en más funcional y más útil para los veracruzanos.

Como ofrecí, aquí las compendio, aunque anticipo que cualquier intento de síntesis –sobre todo cuando se trata de enormes documentos técnicos y que, como en este caso, reflejan emociones y expectativas— corre el grave riesgo de descontextualizar, de reducir las ideas hasta la simplicidad y esquematización. En caso de que esta síntesis no refleje precisamente las propuestas de quienes aspiran a ocupar la Rectoría de la UV, asumo la responsabilidad para con los lectores y con los propios aspirantes.

Arias Lovillo Raúl.- Es el actual Rector y lo proponen para un nuevo periodo. Es doctor en Economía Internacional y Desarrollo Económico. Fue Secretario Académico de la Universidad y es profesor titular de tiempo completo en la Facultad de Economía. Ha dirigido 33 tesis de licenciatura.

Propuestas: Profundizar la reingeniería universitaria, enfatizando el rediseño y ampliación de la oferta educativa para continuar el incremento de la matrícula, a través del uso intensivo de tecnologías; avanzar en la descentralización de investigación, posgrado, extensión universitaria, extensión de la cultura y las artes; garantizar mayor vinculación de las actividades de docencia e investigación; consolidación de la Universidad Intercultural. Es imperativa la renovación de cuadros: instaurar políticas que garanticen una carrera académica con estándares internacionales, y mejoras en las condiciones de trabajo para establecer proyecto académico de excelencia. Evaluación permanente de los programas educativos; fortalecimiento del Sistema Universitario de Gestión por Calidad; acrecentar el prestigio institucional en divulgación artística, producción editorial, difusión y fomento cultural. Atender, dar seguimiento y apoyar a los estudiantes universitarios, considerando sus necesidades desde que son aspirantes, a su ingreso, permanencia y egreso, con una identidad sólida, buscando el desarrollo de una vida universitaria integral, que considere la recreación, la salud y el deporte.

Báez Jorge Félix.- Tiene dos doctorados, por la UNAM y por la Universidad del País Vasco. Es el titular de la Editora del Estado. Ha trabajado 24 años en la UV, desempeñando en ella diversas tareas, incluyendo la Secretaria Académica. Trabajó en diversas dependencias y en el Servicio Diplomático. Autor de numerosas publicaciones.

Propuestas: Superar brecha entre la imagen exterior de la UV y su crítica realidad estructural interna; emprender junto con la comunidad medidas para enfrentar problemas que las administraciones de la autonomía no han atendido en toda su amplitud; resolver la inconsistencia y dispersión de la normatividad interna; hacer realidad la descentralización académica, administrativa y financiera de las regiones; reconocer y revalorar trayectoria de los académicos y desarrollo de personal; mejora de los procesos de aprendizaje; desarrollo armónico de programas académicos y regiones universitarias; simplificar procesos académicos y administrativos; apoyar a nuevos valores en el conocimiento, las artes y el deporte; mejorar y evaluar la función directiva, apoyar la formación de cuadros; replantear las relaciones con el sistema educativo nacional y favorecer necesidades e intereses de Veracruz, desarrollo autonómico de la universidad intercultural; vincular artes y conocimiento con academia e investigación; recuperar liderazgo de la UV a nivel nacional; redimensionar investigación científica y tecnológica; vinculación con los sistemas de educación tecnológica; articular a la UV con las reformas educativas nacionales.

Medina Sagahón Clara Celina.- Es cirujana dentista, maestra en Investigación Educativa y doctora en Ciencias de la Administración por la UNAM. Es Diputada al Congreso del Estado por el PRI. Fue Directora de la Facultad de Odontología y Vice Rectora en Poza Rica. Tuvo numerosos cargos académicos, relacionados con la docencia y con su especialidad.

Propuestas: Fortalecimiento de la competitividad e innovación académicas; desarrollar competencias pedagógicas que fortalezcan el modelo educativo integral flexible; innovación en la formación de estudiantes; elevar doctorados en profesores de tiempo completo; consolidar cuerpos académicos; seguimiento a egresados para medir su impacto y relevancia social; creación de centros de investigación científica y tecnológica; creación de un centro de vinculación estratégica con la economía social; desarrollo tecnológico para la optimización de los recursos universitarios; modelo administrativo basado en normas, orientado a la planeación, la calidad y la eficiencia; actualizar el marco normativo con la participación de la comunidad universitaria.

Monfort Guillén Francisco: Es doctor en Sociología por la Universidad de París VII y maestro de la especialidad por la UNAM. Fue Secretario Ejecutivo del Instituto Electoral del Estado. Posee Experiencia profesional en la administración pública y en la empresa privada. Conferencista, docente e investigador universitario con publicaciones, entre ellas, unos mil artículos.


Propuestas: Metamorfosis de la UV: hacer surgir lo nuevo conservando el núcleo original; diálogo sobre la auto transformación de la UV; nuevo liderazgo que recupere espíritu libertario fundado en el aprendizaje; generalizada y alta calidad en la producción de conocimientos; lograr elevada tasa de empleo de egresados; dar a la UV “Clase Mundial” con universitarios competitivos, maestros y alumnos con cualidades sobresalientes; autonomía basada en la competitividad y retroalimentación de ambas; afianzar a la UV como moderna y promotora de la modernidad; magisterio complejo creador de estudiantes competitivos, razonables y humanos; ampliar la rendición de cuentas a cada rincón de la UV, incluyendo salones; política de creación de laboratorios: demoscópico, de filosofía y vida humana, de estética y artes, de agua y bosques, de nuevas formas de vida, innovación y diseño de productos, de ejercicio del derecho y comunicación multimedia; hospital escuela; Cátedras magistrales.


Arias Hernández Rafael.- Servidor público con larga trayectoria en la administración, la política y la Universidad en Veracruz. Titular del COPLADE. Expresa su convicción de que debe esperar, por procedimiento y por principio, a que la Junta de Gobierno determine quiénes alcanzan el estatuto de candidatos al rectorado, para presentar sus propuestas de trabajo.

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